Retorno a la caverna de Draconis

junio 07, 2016

Luego de escuchar el bolero “Perdónala” el gran compositor Günter Fragher le escribió indignado a Mastropiero acusándolo de haber plagiado un pasaje de su tercera sinfonía.
La respuesta no se hizo esperar: “Usted me ofende, –dice Mastropiero en su carta- justamente a mí que siempre digo que el artista que se apodera de la idea de otro enturbia las aguas del manantial del espíritu” (famosa frase... de Günter Fragher)

El Sábado, luego de meses de preocupante inactividad, volvimos a hacer rodar los dados sobre la mesa, apelando a la sencillez de un sistema que durante años había escapado de nuestro conocimiento. Así, de improvisto, y confiado de las oportunidades que su mecánica brinda para la improvisación, dirigí una especie de refrito de Community, sostenido en el gran World of Dungeons de J. Harper.


La idea era dejar que los jugadores crearan sus personajes rápidamente y desplegar una serie de ganchos posibles en relación a sus trasfondos, pero la charla previa definió, casi por obligación, el camino a seguir. Las películas de The gamers, Natural One, anécdotas por demás absurdas, el laboratorio de Dexter, Regular show... módulos ficticios, casi todos mazmorreros, se hicieron presentes, hasta que se despertó en mí la necesidad de plasmar uno en particular en la mesa de aquella noche. La caverna de Draconis. Una historia no escrita, maravillosamente interpretada por un grupo de estudiantes, en el episodio 14 de 2da temporada de Community. La caverna de Draconis; la espada mágica de Duquesne, conseguida con sudor y lágrimas a lo largo de la vasta vida rolera de "Fat Neil", el amuleto capaz de controlar al gran Draconis y la traición, en todo sentido, de Pierce Hawthorne. La caverna de Draconis lo tiene todo para un oneshot, y tratado con cierto respeto, puede convertirse en una aventura única para un grupo de roleros tanto expertos como novatos. 

El objetivo: dirigir el módulo no escrito sin que los jugadores lo supieran (engañarlos). Y ello me lleva a pensar en ciertos puntos que surgieron durante la partida y que comienzo a poner en orden recién hoy, días después de la irremediable derrota del villano. 

¿Cómo reescribir una historia no escrita? 
¿Qué elementos ponderar de esta para mantener su esencia sin que se note?
-plagiar sin que se note... quizá- 

Propuse y sostengo una serie de puntos que considero bastante útiles para este tipo partidas, a las que por momentos considero como universos paralelos, mientras que en otros, como en este caso, reescribo como retornos, a la vieja usanza de calabozos y dragones:

Sostener el tono y respetar la personalidad de los personajes no jugadores. 

Los motivos pueden camuflarse, el gancho original puede venderse como un detalle secundario al nuevo arranque propuesto, e incluso podemos olvidarnos de la ambientación o sodomizarla a gusto y placer. Pero con el tono y los personajes adecuados, las escenas dejan, irremediablemente, un sabor conocido, un nostálgico recuerdo a viejas partidas. Más adelante dejaré un breve relato sobre lo que ocurrió esa noche, pero antes me gustaría resaltar algunas de las características que rescaté de la ya épica caverna de Draconis para improvisar, sobre ella, el retorno, en lo que llamo improvisación planificada.  

Sucedió, como leía hoy por ahí, haciendo uso del famoso "What if" que tanto le ha dado al mundo de los cómics (y de los fanfics como bien comentó Beelzenef). Sin mencionarlo, sin convertirlo en información para los jugadores, e incluso transformado en un saber oculto para los npcs, decidí cambiar las reglas del módulo original: ¿qué pasaría si, en lugar de controlar al gran Draconis, el amuleto te convirtiera en él? Y si tras el episodio algunos de nosotros nos preguntamos qué clase de diabólico dictador habría sido Pierce de haber vencido en aquella batalla, teniendo a Draconis en sus manos, ¿qué habría sido del mundo si Pierce se hubiera convertido, él mismo, en la máquina de destrucción que es el gran dragón rojo?

En ese contexto, si los jugadores originales hubieran perecido, ¿las leyendas hablarían del dragón, de Pierce, del amuleto? Opté en mantener la historia de Draconis y la supuesta transformación en el más absoluto secreto; doté a Pierce de una vida de dominio, destrucción, poder y riquezas ilimitadas hasta su muerte natural, sin que se conociera su verdadero vínculo con el dragón, y plasmé un personaje que a él se asemejara, buscando el amuleto que lo dotara del poder que el traicionero Hawthorne supiera tener hasta el fin de sus días. 

En los juegos de rol, el What if es el plagio permitido

Sin ser lo mismo, retornamos a la caverna de Draconis.

"Cuando Kassai descendió del grifo, vislumbró el inconfundible brillo dorado del amuleto que tan arduamente había estado buscando. Incrustada en un extraño cerrojo arcano, la figura circular que tantas muertes había dejado a su paso simplemente yacía, descuidada, sobre la húmeda y negruzca roca. El imponente muro de piedra tallada que asemejaba a una puerta esperaba, abierto, dando lugar a un interminable pasillo dominado por el silencio. A orillas del enorme lago que habían divisado desde lejos, y donde creían haber visto descender al traicionero cazador, el amuleto, abandonado, sólo dejaba confusión. 

Frida, el anciano cerrajero, que antaño fuera uno de los más sigilosos criminales del sur de Imperium, avanzó, sin vacilar, obnubilado por los tesoros que intuía en el interior de aquella profunda bóveda secreta. Su codicia, normalmente castigada por obra y gracia del karma, esta vez pareció haberle salvado de un trágico final cuando, tras un ensordecedor rugido proveniente del lago, sus compañeros, decididos a huir con el amuleto en mano, se encontraron cara a cara con, quizá, la mayor leyenda de aquellas tierras. Rozando por momentos el agua con sus patas traseras, la viva imagen de la muerte, recubierta de escamas cobrizas, sobrevolaba la zona. Sin vacilar, clavó su profunda mirada sobre las dos ínfimas siluetas humanas que caminaban, en estado de shock, por la orilla, y se abalanzó sobre ellos con inusitada determinación. 

Sin percatarse del peligro que corría, Kassai continuaba en un estado de trance desde que, confiado en su saber arcano, intentara leer las runas marcadas en el dorado amuleto que su maestro tanto anhelaba, y de cuyos peligros sin dudas había advertido. Ulfrun, el noble abandonado, devenido monje en honor a aquellos que lo acogieron, buscaba, en tanto, la mejor opción entre las infinitas desventajas que lograba reconocer en la batalla que parecía estar por comenzar. 

Con Kassai extrañamente protegido de los avances de la gigantesca criatura reptiliana, el monje se vio velozmente envuelto por la dominante presencia de Draconis..."

Una historia más, con el pertinente exceso de clichés que me caracteriza; la espada mágica de Duquesne en el interior del dungeon, que terminaría siendo el filo que pusiera fin a la vida del cazador mutado en Draconis, y la cinematográfica escena final, con Kassai sonriendo al horizonte y 'develando, a cámara, sus nuevos ojos reptilianos'

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